ATÓN, EL DIOS HEREJE

La religión solar

Atón es el nombre que se da al disco solar del que brotan rayos hacia el soberano y su esposa. Los beneficios que este dios prodiga a los hombres se resumen en el diálogo permanente entre el astro y la pareja regia, a la que ofrece el aliento y la vida.

La religión solar ha estado identificada con el culto al rey desde los Zoser, a comienzos de la III Dinastía (2700 a.C.), cuando el dios del cielo, Horus, encarnado en un halcón, se llegó a asimilar al dios solar Ra.

El mito ya afirmaba que Ra, el primer rey que gobernó Egipto, fatigado de la tiempos de la humanidad y sus asuntos, se retiró a los cielos dejando a su hijo, el faraón, para gobernar la tierra en su lugar.

La fuerza de estas creencias debe mucho al vigor intelectual del sacerdocio del culto solar a Ra en la ciudad de Heliópolis. Estos hombres sabios o clase intelectual, tenían un presigio que era conocido fuera de Egipto.

Atón, único dios

Fue el rey Amenofis IV, “Amón-está-en-plenitud” (que cambió su nombre por el de Akhenatón, cuando subió al trono en el año 1364 a.C.), quien adoptó a Atón como único dios. Para promover su adoración, el rey comenzó a cerrar los templos de los dioses rivales, incluso aquellos que estaban bajo el control de los poderosos sacerdotes de Amón (deidad del aire).



Al abandonar el culto de Amón y su templo en Karnak, el faraón se trasladó a una nueva capital.

En el quinto año de su reinado, por inspiración divina fundó Akhetatón ("el horizonte de Atón"), la ciudad el sol donde se reveló la creación del mundo.

Atón era una deidad solar del Antiguo Egipto que representada por el disco solar en el firmamento. Se lo consideraba el espíritu que alentaba la vida en la Tierra

Corregencia de Akenatón y Nefertiti

Las extrañas representaciones de que muestran un alargamiento del cráneo, deformación de los rasgos del rostro e hinchazón del vientre, le hacen muy reconocible. Su esposa Nefertiti ("lo bello es la belleza de Atón”) quien también cambió su nombre por el de Nefer-neferu-atón cuando Akenatón la convirtió en reina-faraón, ha alcanzado la fama gracias a los dos bustos que nos han transmitido su irresistible belleza.

Aunque los comienzos del reinado de Akhenatón pueden seguirse con bastante facilidad, el final permanece muy oscuro. Se han propuesto múltiples hipótesis. Según muchos historiadores produjo una guerra civil por el rechazo que causó el nuevo culto, otros que el poder se transmitió al joven Tutankamón.